lunes, 4 de octubre de 2010

La Poliandria parental

Las mujeres en general -si exceptuamos algunos intermedios hermafroditos provenientes de zonas caucásicas-muestran muy poca habilidad,más bien ninguna en las cosas básicas de la vida y sobre todo poco interés.
Todos nos hemos encontrado-yo muchas-con alguna mujer que pide con desamparo que la ayuden a algo:encontrar una calle,que la acompañen a un organismo oficial,que le cumplimenten una solicitud cual sea,que la acompañe su hijo,marido o sobrino al banco para retirar una tarjeta,abrir una cuenta;y que me dicen de las jovencitas en mallas o bodies en el gimnasio siempre con un turulato de biceps inflados y piernas raquíticas explicándole como hacer determinado ejercicio.Pero donde se ve más esa inutilidad característica del sexo canijo es en las habilidades manuales.La pasada semana una vecina-buena gente-una señora de unos 65 años bien llevados entre otras cosas porque no ha disparado bala en esta vida,si exceptuamos cuidar a sus hijos,me comentó la mujer que haría una reforma en el patio de su casa,pondría una especie de toldo-parapeto de la lluvia y la mujer llevándolo en su código genético se dejo caer con una súplica de ayuda para la obra,yo claro le dije que estaría pendiente.Lo que hace la buena mujer es convocar a unos cuantos hombres por si falla alguno de ellos.Al "acto" acudimos los dos hijos,un yerno y un manitas amigo de la familia de los que te hacen el trabajo pero mucho mejor de precio,hasta eso.Al final claro me eliminé yo,con él agradecimiento de todos por mi asistencia y preocupación.La mujer en general ha venido utilizando al hombre desde el principio de nuestra existencia común,yo no he estado presente claro está,pero me lo imagino.Hemos llegado a un punto que en su manual de vida contempla la total esclavitud del hombre,en nada se nota que nos hemos acercado en derechos y deberes,pocas mujeres demuestran interés por actividades normales de nuestra vida diaria:pintar,poner una lámpara,arreglar un grifo,reparar el goteo de la cisterna,cambiar una cerradura,siempre habrá un padre,hermano,amigo dispuesto a ello.En mi opinión esa ineptitud es más propia de la vagancia y de la poca aptitud mental en solucionar el asunto.

7 comentarios:

  1. Una verdad como un templo, aunque es peligroso generalizar.Hay muchas mujeres que son capaces de hacer esas habilidades y hacerlas muy bien.
    Claro que hay un porcentaje (75%), que sencillamente prefieren que se lo solucione el primer tío al que pueda echar el guante.
    Esto para mí es como lo de las tias van a a la disco en grupo a subirse el ego rechazando tios por docenas.Una cuestión de champu loreal, porque yo lo valgo.
    Buen trabajo, y siga con el blog, aunque hay algunas exageraciones, para mí en exceso misoginas, si que se dicen muchas verdades necesarias.
    Por cierto le recomiendo una comedia sobre mujeres manipuladoras:


    http://www.youtube.com/watch?v=obqDZUq07pE


    Rubricado por el Kurgan

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  2. El MG amarillo limón se inclina y da bandazos. La mujer -joven- que lo conduce lo frena sin demasiada prudencia, baja de él y descubre que la llanta delantera izquierda está en el suelo. No pierde un instante en tomar medidas para la reparación de la rueda: inmediatamente lanza miradas a los coches que pasan, como si esperara a alguien. No tarda en detenerse una furgoneta, al percibir su conductor esa señal de desamparo femenino recogida por todos los
    códigos («débil mujer abandonada por la técnica masculina»). El conductor nota al instante lo que hay que hacer. «Enseguida estará», dice
    consoladoramente, y, como prueba de su resolución, pide a la accidentada que
    le dé el gato. No le pregunta siquiera si ella misma sería capaz de cambiar la rueda: ya sabe que no lo es (la mujer tendrá unos treinta años, va vestida a la moda y bien maquillada). Ella no encuentra gato alguno en su MG, razón por la cual el de la camioneta va a por el suyo; de paso se trae más herramientas, por si
    acaso. Le bastan cinco minutos para solventar el asunto y colocar la rueda pinchada en el lugar previsto en el MG. Tiene las manos manchadas de grasa. La mujer le ofrece un pañuelito bordado que él rechaza cortésmente. Siempre tiene a mano en la caja de herramientas un trapo y gasolina, precisamente para
    casos así. Ella da las gracias exuberantemente y pide perdón por su torpeza «típicamente
    femenina». Si él no hubiera pasado por allí -declara- se habría tenido que quedar probablemente hasta la noche. Él no contesta, sino que, una vez que ella se ha sentado de nuevo ante el volante, le cierra con delicadeza la puerta y aún le aconseja por la ventanilla, que ella ha bajado, que cambie pronto el
    neumático pinchado. Ella contesta que lo hará aquel mismo día en la estación de servicio a la que suele ir. Y arranca.

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  3. (Continuación)

    El hombre ordena las herramientas en la caja y se vuelve hacia la camioneta, lamentando no poder lavarse las manos. Tampoco lleva tan limpios los zapatos, pues para cambiar la rueda ha tenido que chapotear en una zona de barro; y su trabajo -es representante- requiere calzado limpio. Tendrá que darse prisa si quiere alcanzar al cliente que sigue en su lista. Pone el motor en marcha. «Estas mujeres» -va pensando «no se sabe nunca cuál es la más tonta”; y se pregunta en serio qué habría hecho aquélla si él no hubiera pasado por allí. Acelera imprudentemente -muy contra su costumbre- con objeto de recuperar el retraso
    que lleva. Al cabo de un rato empieza a tararear algo en voz baja. Se siente feliz
    de alguna manera.

    La mayoría de los hombres se habría portado de ese modo en la misma situación; y también la mayoría de las mujeres: sobre la sencilla base de que el hombre es un hombre y ella es algo enteramente distinto, a saber, una mujer, la
    mujer hace sin el menor escrúpulo que el varón trabaje para ella siempre que se presenta la ocasión. La mujer de nuestro incidente no habría podido hacer más de lo que hizo, esperar la ayuda de un hombre; porque lo único que ha
    aprendido a propósito de averías automovilísticas es que hay que cargar la
    reparación a un hombre. En cambio, el hombre de nuestra historieta, que soluciona velozmente, con conocimiento y gratis el problema de una persona desconocida, se ensucia el traje, pone en peligro la conclusión de su trabajo del
    día y, al final, se pone en peligro incluso él mismo por la necesidad de correr exageradamente, habría podido arreglar una docena más de averías del coche, aparte de la de la rueda, y lo habría hecho si ello hubiera sido necesario: para algo ha aprendido a hacerlo. ¿Y por qué se va la mujer a ocupar de reparaciones si la mitad del género humano -los varones- lo sabe hacer tan bien y está tan dispuesta a poner sus capacidades a disposición de la otra mitad?

    (Extracto del libro de Ester Vilar, "El Varón Domado")

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  4. Unas verdades como puños sobre algunas mujeres:

    http://www.psicofxp.com/forums/amor-y-pareja.178/776961-reflexiones-sobre-las-mujeres-ii.html


    Rubricado por el Kurgan

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  5. Tendremos que agradecer lo de algunas? Menos mal que hay "algunos" hombres que merecen la pena. Un hueso.

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  6. "Menos mal que hay "algunos" hombres que merecen la pena. "
    Cierto, aquellos que no se dejan llevar por una excesiva caballerosidad...

    http://www.youtube.com/watch?v=wU1JePJswEw&feature=related


    METHOS

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  7. Reventando la fachada maternal femenina:

    http://www.exitosocial.com/articulos/relaciones/betaizando-al-macho-alfa/


    Asclepios

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